El tratamiento para la alopecia androgenética, también conocida como calvicie común, se enfoca en frenar la caída del cabello y estimular su crecimiento. Las opciones más utilizadas incluyen:

Minoxidil: Un tratamiento tópico que se aplica directamente sobre el cuero cabelludo, promoviendo el crecimiento del cabello y ralentizando su caída. Es de venta libre y puede ser utilizado tanto por hombres como por mujeres.

Finasterida: Un medicamento oral que bloquea la acción de la hormona dihidrotestosterona (DHT), responsable de la miniaturización del cabello en personas con predisposición genética. Es eficaz principalmente en hombres.

Terapia con láser: Tratamientos como el láser de baja intensidad pueden estimular los folículos capilares y mejorar la circulación en el cuero cabelludo, promoviendo el crecimiento del cabello.

Plasma rico en plaquetas (PRP): Un tratamiento que utiliza las propias plaquetas del paciente para estimular el crecimiento capilar al inyectarlas en el cuero cabelludo.

Transplante capilar: En casos más avanzados, se puede recurrir a un trasplante de cabello, donde se extraen folículos de áreas con buena densidad y se trasplantan a las zonas afectadas.

La elección del tratamiento depende de la etapa de la alopecia, la respuesta individual y las recomendaciones médicas.