El tratamiento con factores de crecimiento consiste en la aplicación intraarticular, ligamentosa y/o tendinosa de un suero rico en factores de crecimiento que se encuentran en el interior de las plaquetas, células que se encuentran en nuestro torrente sanguíneo. Estos
factores son proteínas con capacidad de estimular la diferenciación y multiplicación celular, así como promover la curación de un tejido mesenquimal dañado.
Dentro de las plaquetas existen de manera natural hasta 10 tipos de factores de crecimiento diferentes, que viajan por la sangre, para actuar en la reparación de vasos y tejido extra-celular mediante la activación directa de las células encargadas de mantener el tejido.
Son útiles para reactivar la curación, acortar tiempos y disminuir dolor.
Los distintos factores de crecimiento que se encuentran en los gránulos alfa van a activar un tipo celular. Todos ellos van a actuar a nivel celular, aumentando su replicación y diferenciación y a nivel vascular aumentando el número de vasos sanguíneos, para que
puedan llegar más células reparadoras.
Los factores de crecimiento actúan sobre los receptores que están localizados en la superficie de las células. Para poner en marcha su efecto es necesario asegurarnos de guiarlos al sitio de la lesión, usando pruebas de imagen como la ecografía.
La obtención de los actores de crecimiento se realiza con un sistema cerrado que evita la contaminación de la muestra y la transmisión de enfermedades infecciosas. Previamente cada paciente aporta analíticas serológicas. Se procede a la centrifugación de la muestra durante 8-10 minutos y a unas revoluciones entre 2000-5000 con la centrifuga. Tras este paso separamos la fracción rica en plaquetas y factores antiinflamatorios, llamados citoquinas y procedemos a activarlos mediante sales de calcio, que provoca la liberación de los factores de crecimiento de los gránulos alfa.
El último paso es la infiltración de estos factores en el lugar lesionado. Se realiza de forma ambulatoria y el proceso dura unos 50 minutos.
Se realiza en un ambiente estéril y si es necesario, con estudio y guía ecográfica.
El objetivo de esta técnica es de evitar o retrasar la cirugía, o bien acelerar la recuperación de una lesión. La mejoría de los síntomas en estos casos perdura alrededor de 8 meses en los casos de artrosis y puede llegar a ser curativa en los casos de condromalacia, si va seguida de un programa de musculación.
Las patologías que podemos tratar con este procedimiento incluyen:
- La aceleración de curación en heridas y ulceras de evolución tórpida.
- condromalacia rotuliana.
- Artrosis leve- moderada de rodilla.
- Tendinitis rotuliana
- Tendinitis de Aquiles.
- Codo de tenista.
- Fascitis plantar y tenopatias del supraespinoso.
En los casos que existen un conflicto de espacio como el síndrome subacromial, solamente los resultados son temporales al no solucionar el problema mecánico.
Los protocolos del número de sesiones está en función del tipo de lesión, en algunos casos se necesita sólo una inyección mientras que en otros casos hasta 3 inyecciones, a lo largo de 6 meses.
Esta terapia está contraindicada en pacientes que sufren enfermedades de transmisión sanguínea, VIH, Hepatitis activa, sífilis, y en pacientes inmuno deprimidos o pacientes con un tumor activo.